DISCRIMINACIÓN LABORAL EN LA HOSTELERIA VASCA
A los vascos se nos conoce por
nuestra tradición gastronómica, por nuestros bares de “pintxos”; por lo que en
otras zonas de España se le denomina coloquialmente “ir de tapeo”. Y en concreto mi ciudad natal, Donostia, es
conocida por tener el Casco Viejo con
mayor número de bares por habitante por kilómetro cuadrado. Y así los donostiarras “poteamos “ de un bar
a otro; en cuadrilla disfrutando con barras repletas de tapas.
Es mundialmente conocido que
contamos con establecimientos de calidad, y entre ellos bastantes recomendados a
los/las visitantes por la prestigiosa Guía Michelín. Pero los donostiarras
somos fieles a nuestros bares favoritos, y como un ritual cada fin de semana
acudimos a nuestra cita culinaria. En mi caso, como residente fuera del País
Vasco, ésto ocurre en mis períodos vacacionales, y es una cita obligada para
reunirme con mis amistades.
Hace unas semanas me encontraba
en Facebook leyendo las noticias que publica el diario decano de San Sebastián,
“El Diario Vasco”, y uno de sus post
llamó poderosamente mi atención. Se había producido la detención del dueño de
dos conocidos establecimientos donostiarras y de su encargado por explotación laboral de
su trabajadores hispanoamericanos. La detención se había producido tras la
denuncia de uno de los trabajadores explotados. El artículo además detallaba las extorsiones y
el delito cometido . En concreto se valían de la falsa promesa de tramitar el
permiso de residencia a los/las inmigrantes para obligarles a trabajar los siete días de la semana en
jornadas de 12 horas continuadas, con el
agravante añadido de la no tramitación del alta en la Seguridad Social de éstos.
Las redes sociales se hacían eco
de la noticia y era unánime la repulsa de toda la ciudadanía. Además se trataba
de locales conocidos. Y así durante varios días ocupó grandes titulares en la
prensa escrita y en los medios de comunicación esta discriminación directa por
ser inmigrante y contar con escasos recursos económicos. Por otro lado la mayor parte de los
trabajadores, eran mujeres con discriminación múltiple por razón de sexo y
nacionalidad que se sentían amenazadas.
Han pasado varias semanas y la
cuestión parece haberse olvidado, siendo una responsabilidad colectiva el trato
igual a cada trabajador/a en condiciones
económicas y de dignidad como persona. Y ante la rapidez con la que vivimos,
con la que leemos, con la que reflexionamos; pasamos a “otras cuestiones”. Ésto
resulta desesperanzador y me parece que tenemos que seriamente mirar a nuestro
entorno cercano y asumir que hay mucho que cambiar.
Los poderes públicos velan por la
ciudadanía y deben proteger sus derechos fundamentales, sociales, económicos,
etc... No obstante en demasiadas ocasiones hasta que no se produce una denuncia
la situación de discriminación se produce durante un tiempo prolongado. Los controles sobre las condiciones de estos
establecimientos de hostelería deberían ser más rigurosos, en mi opinión.
El nacer en un Continente o en otro; el ser del Norte o del Sur; originario de un país desarrollado o subdesarrollado se convierte en un punto de partida que nos condiciona. Como un juguete del destino; como una carta de la baraja que nos toca en nuestra partida. Pero no olvidemos el concepto de justicia, de solidaridad y de paz social para mejorar las condiciones de todos y de todas, para caminar juntos hacia la igualdad real en todas las facetas de la vida. Simplemente y llanamente: tengamos empatía.
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