¿Qué podría aportar?
¿Qué podría aportar desde
mi posición de empleado público en aras de impulsar la igualdad de trato y no
discriminación?
En mi opinión resulta de suma utilidad la inscripción en los cursos
que actualmente se imparten para profundizar sobre la materia de igualdad y que
nos permiten identificar ciertas actuaciones que realizamos incorrectamente, de manera consciente o
inconsciente, y son además acciones que
fomentan el mantenimiento de las barreras.
Ésto es, una vez recibida la formación suficiente nos
encontramos en la posición de poder efectuar una autocrítica de lo que personalmente
se puede aportar o eliminar, tanto de una manera activa realizando acciones
concretas, como de forma pasiva absteniéndonos de efectuar aquellas otras que
hagan que se favorezca el mantenimiento del problema.
Y en esta línea puede
resultar óptimo el separar aquellas actuaciones personales en que se interactúa
con todas las personas, de áquellas en que únicamente nos dirigimos a los/las usuarios/as
del servicio público.
Así pues en términos generales, atender con igualdad de trato
sin hacer ningún tipo de distinción con relación a quién solicite la
intervención por razón de sexo, nacionalidad o edad, sin olvidar que hay colectivos
especiales que deben ser considerados por el funcionariado público en el mismo
sentido.
Se trata de interiorizar qué supone realmente la posición del
empleado público; en definitiva comprender que nuestro objetivo es servir a la
ciudadanía estimando sus pretensiones en todo aquello permitido por la
normativa. Y únicamente en el supuesto que no fuera posible concederle lo solicitado,
desestimar dicha petición o solicitud sin entrar a juicios de valor previos ni dando
por supuesto circunstancias no demostradas por motivos del origen étnico del
interesado/a.
En cuanto al trato a la ciudadanía cuando acuda a los
servicios públicos para presentar cualquier solicitud, petición o reclamación, debe
ser correcto y haciendo uso de un lenguaje lo más sencillo posible con la
finalidad que pueda comprender la información que se le transmite. Esta
consideración del lenguaje adecuado se debe cuidar especialmente en los casos
en que el/la destinatario/a del mensaje carezca de la capacidad de expresarse
correctamente, bien por no dominar la lengua oficial o debido a su condición de
persona discapacitada en la que concurra en concreto una dificultad para comunicarse
de manera fluida con el/la funcionario/a
que le atienda en ese momento.
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